Siempre me ha sorprendido la facilidad con la que se introducen términos incorrectos en el lenguaje cotidiano para emular capacidad técnica y excluir del debate al público extrañado. Esta técnica es más efectiva cuanto más amplio es el público y mayor la autoridad reconocida al ponente.
Supongamos que mañana en la cafetería dice que “la envolvente barcelonista o madridista ha llevado a que los alemanes metan cuatro goles”. La palabra incorrecta será detecta inmediatamente y el interlocutor solicitará una explicación sorprendido por el término utilizado.
A mayor escala, por ejemplo cuando un profesor tiene un discurso incomprensible, es frecuente que los estudiantes eviten preguntar y utilicen varias de las siguientes estrategias:
- intenten reflexionar individualmente sobre lo que está diciendo el instructor,
- esperen para comprobar si con el transcurso de la presentación se enteran del contenido de la misma,
- observen el entorno para identificar otros estudiantes perplejos ante la terminología
- asuman que los demás comprenden lo que el profesor está diciendo.
El resultado es que nadie interrumpe el transcurso de la clase y no se pone de manifiesto el problema generalizado de comprensión (ver: http://vimeo.com/63062967).
Podemos encontrar un ejemplo con mucha mayor dimensión en lo que sucedió el pasado viernes en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. El Ministro de Economía y Competitividad llevó esta situación a gran escala, utilizando el término “envolvente” en varias ocasiones. Con ello consiguió hacer su presentación más oscura, despistar al oyente del verdadero problema en el que se encuentra España y eludir preguntas embarazosas sobre el contenido de su discurso.
La palabra envolvente no tiene según la Real Academia Española la acepción con la que aparentemente la utiliza. Es un adjetivo que significa “Que envuelve o rodea” y no un sustantivo con significado similar a: entorno, ambiente o marco. Es recomendable evitar importar términos obtusos pues los oyentes pueden huir hacia discursos más correctos y entendibles.